Flyng Leo, un juego para estar en las nubes.

Hoy toca hablar de un juego realmente delicioso...

Delicioso, porque mas que jugarlo este juego hay que degustarlo. Su sencillez, el nivel artístico de sus graficos y sonido, y sobre todo buenas dosis de diversión, es una gozada. También es cierto que no es un juego para todos, es un juego tranquilo, donde principalmente es necesario ser habilidoso (aunque pensar un poco también ayuda).

Este fue el primer juego shareware de Beep Industries, autores también del genial Zodiac (que ya os comenté el mes pasado) e incluso de un juego de XBOX, Voodo Vince (no lo he jugado pero las críticas parecen coincidir en que es un buen juego).

La idea de Flying Leo es tan simple, que realmente parece tonta, pero nada más lejos de la realidad: controlamos un planeador o un helicoptero (serían los niveles de dificultad, el planeador no se puede sustentar por sí sólo, es más dificil y mucho más divertido, jugar con el helicoptero es absolutamente aburrido, aunque ideal para los niños), por supuesto son los clásicos diseños de Leonardo Da Vinci. Nosotros sólo podemos decidir hacía que dirección planeamos (con el helicoptero podemos decidir también si subimos o bajamos y así el juego pierde absolutamente todo la gracia), por tanto debemos buscar las corrientes de aire (muy vistosas y artísticas ellas) para no acabar hechos papilla. El control se realiza con teclado o ratón, creo que mejor el teclado, porque con el ratón el manejo es un poco cansado.

En principio la misión es recoger espejos para abrir la salida del nivel, pero realmente así el juego no supone un gran reto, lo ideal es recoger todas las monedas del nivel, para lo cual tendremos que poner a prueba nuestros reflejos y aprovechar absolutamente todas las posibilidades que brinda cada fase. Por supuesto no todo es tan sencillo, hay enemigos en forma de dragones, pajaros, cañones, etc. y powerups que nos ayudaran en nuestra labor recolectora. La magia del juego empieza por sus artísticos gráficos, continúa con su magnífico sonido y termina con su sencilla y divertida jugabilidad. Una experiencia jueguil muy recomendable, ya digo que la idea no parece gran cosa y los gráficos no son nada del otro mundo (aunque no se puede negar que artísticos son un rato), pero cuando se observa el conjunto en movimiento la cosa mejora mucho.

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